¿Cómo se cura la diabetes? La diabetes no se puede curar, y sólo se puede controlar con una dieta adecuada, ejercicio o medicamentos. La diabetes es una enfermedad en la que el nivel de azúcar en la sangre aumenta en cantidades anormales, lo que hace que el azúcar se acumule y dañe órganos vitales como los ojos, los riñones y los nervios.
¿Por qué ocurre esto? No se sabe a ciencia cierta qué causa la diabetes. Conocemos ciertos factores que pueden predisponer a una persona a tenerla, por ejemplo, los antecedentes familiares, el sobrepeso, el consumo excesivo de azúcares o grasas y el sedentarismo.
La diabetes se clasifica en dos tipos:
Tipo I. La persona depende de la administración de insulina porque su cuerpo no la produce.
Tipo II. El cuerpo de la persona produce algo de insulina y, por tanto, no es necesario administrarla constantemente.
El páncreas se encarga de producir una sustancia llamada insulina. Esta sustancia transporta el azúcar a las células, dándoles la energía necesaria para realizar sus funciones. A veces este órgano no puede producir suficiente insulina, y si la persona consume y tiene demasiado azúcar, la insulina no puede transportarla. Otras veces, hay suficiente insulina, pero las células la ignoran y no le permiten transportar el azúcar hacia ellas.
¿Por qué se llama a la diabetes "el asesino silencioso"?
Porque en muchos casos, las personas no saben que tienen diabetes, ya que puede pasar mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas. Por este motivo, es importante someterse a exámenes preventivos periódicos si tiene antecedentes familiares de esta enfermedad o si presenta alguno de estos síntomas:
- Sed excesiva
- Orinar con frecuencia
- Aumento del hambre
- Pérdida de peso
- Sufren infecciones frecuentes
Actualmente, disponemos de medicamentos muy eficaces, y su médico sabrá cuáles son los más adecuados para cada caso. Es fundamental tener una supervisión médica regular y controlar esta enfermedad. La diabetes puede dañar los órganos, provocar un infarto, ceguera, insuficiencia renal y la posibilidad de infecciones muy peligrosas que van desde la pérdida de miembros hasta la muerte.
El diagnóstico de esta enfermedad puede ser aterrador y preocupante. Sin embargo, la realidad es que si acude al médico con regularidad y participa activamente en su tratamiento, puede llevar una vida perfectamente normal. Recuerde que es fundamental hacerse las pruebas, ¡no sea una víctima más del asesino silencioso!
Por la Dra. Patricia Téllez Girón
Profesor de la Universidad de Wisconsin. Departamento de Medicina Familiar Clínica Wingra